Líderes: Se les necesita urgentemente

9 diciembre 2016
Comments: 2
9 diciembre 2016, Comments: 2

Por Felipe Leno

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Hace casi diez años, cuando comencé la tarea de desarrollar el módulo I “Instrumentos para el desarrollo del Liderazgo y la Comunicación” no podía prever el significado que tendría en mi vida esta experiencia extraordinaria. Recuerdo como si fuera ayer, los primeros testimonios de líderes de diferentes localidades de nuestra patria, plenamente identificados con el propósito de edificar una sociedad mejor y de coadyuvar en el desarrollo y progreso de sus comunidades, regiones y organizaciones. Es mucho el aprendizaje compartido el que desde entonces se ha generado gracias al espacio de oportunidad de este maravilloso programa, a la participación de cada uno de los líderes y al trabajo en equipo realizado por todos. Ello ha permitido que este esfuerzo vital sí que valga la pena, y en muchos casos, fruto de la retroalimentación permanente, hoy, luego de muchos años de trabajo por parte de tanta gente valiosa, sea posible definir con total claridad, a partir de la ejecución del programa, un antes y un después.

Parte de las actividades llevadas a cabo, así como la retroalimentación de información, saberes, experiencias, análisis, reflexiones, trabajos, tareas, propuestas y nuevos conocimientos, fue posible en virtud al invaluable esfuerzo, aporte y testimonio, de centenares de líderes de la costa, sierra y selva del Perú, quienes han quedado grabados en mi corazón y en mi mente. Muchos de ellos constituyen lecciones ejemplares de vida, qué al escucharlas primero, y recordarlas después, nos transmiten hazañas de templanza, valor y coraje, que son la muestra cabal de la calidad de líderes que tenemos en todos los lugares del país. Esos líderes son los que tanto necesitamos para guiar a nuestros pueblos y organizaciones a un futuro próspero, justo y digno, en aras de hacer realidad nuestros sueños en democracia y en la práctica de valores, en ejercicio pleno de nuestros derechos cívicos, sociales y humanos como también de deberes morales irrenunciables.  En esa dirección, y mediante el efecto multiplicador que desarrollan nuestros líderes, ha sido, es y será posible que cada ciudadano comprenda y asuma, a plenitud, el rol fundamental que en ese sentido le compete. Ideal puro y limpio llevado a la acción, a través del “Programa Liderazgo para la Transformación”. No tengo dudas que, por ese camino lleno de huellas imperecederas forjadas por el paso de nuestros líderes participantes, seguimos avanzando.

En este contexto es que recuerdo, dentro de las muchas historias inolvidables que podrían recrear un voluminoso libro de esperanzas, liderazgos, gestas personales y de equipos, una en particular, que fue de las primeras que recibí de uno de muchos líderes increíbles, y que tiene un significado especial para mí, pues la descubrí de boca de su protagonista cuando, hace aproximadamente una década, comencé mi periplo por nuestro amado país.

Era el segundo y último día del taller, en una sede de una maravillosa región en medio de nuestros Andes, que he tenido la suerte de visitar muchas veces, y con la que me une una relación intelectual, espiritual y afectiva muy fuerte, como no podría ser de otra manera cuando un facilitador y servidor como yo, recibe propuestas y proyectos tan valiosos y el cariño y atención generosos de líderes que son ejemplo vivo de lucha, superación y constancia. Por respeto al líder de nuestra historia, utilizaré otro nombre, sin embargo, sé que él sabe el tremendo impacto que su vivencia generó en cada uno de los que tuvimos la oportunidad providencial de recibir su testimonio:

Juan, apenas bordeaba los treinta años, y era el menor de diez hermanos, luego de culminar sus estudios universitarios, decidió que a contracorriente de lo que tradicionalmente sus padres, abuelos, bisabuelos, y antepasados, habían preferido producir en las tierras familiares, el aprovecharía un paraje recóndito de la vasta propiedad, en donde existía un manantial y una laguna, para impulsar su sueño, un ambicioso proyecto de crianza de truchas. Trabajó sin descanso y casi en solitario durante más de un año, hasta lograr los primeros resultados de su encomiable esfuerzo. Las truchas eran una realidad y Juan coordinaba los últimos aspectos para su comercialización. Todo pintaba maravillosamente. En estas circunstancias, dos de sus hermanos llegaron hasta el lugar donde Juan construía su sueño. Lo convencieron de acompañarlos por unos días para celebrar el cumpleaños de su anciano padre, quien preguntaba todos los días por él. Sus hermanos le dijeron “tu proyecto está terminado y nos llena de orgullo, en especial a nuestros padres. Acompáñanos. Nada puede pasar. Lo has logrado.” Juan seguro que todo estaba bajo control, aceptó y acompañó a sus hermanos. Sin embargo, a los tres días, culminadas las festividades y el reencuentro familiar, Juan regresó sólo para comprobar que sus truchas habían sido envenenadas con cianuro y otras sustancias tóxicas.

Nunca olvidaré el momento dramático que compartimos con Juan, quién llegó a este punto del relato sin rencor alguno, pero con el dolor que el recuerdo aún le producía y las lágrimas legítimas del líder que es, en sus ojos; con la consternación y confusión de alguien que hasta ahora se pregunta cómo es que algo así pudo ocurrir.

Lo importante de la historia, es que ésta, a pesar de todo, tuvo un satisfactorio y hermoso final. Juan con la ayuda de sus hermanos, amigos y de otras personas, pudo recuperarse y reconstruir el proyecto, incluso a una escala mayor. Hoy, sé que Juan ha logrado impulsar su proyecto, el mismo que es profundamente inspirador; al punto que son muchas las personas de su familia y de su comunidad, las que también lo han seguido; todo ello, gracias a su ejemplo y liderazgo.

Historias como las de Juan, ciertamente me han fortalecido. A lo largo de todos estos años, son muchas, son tantas que, a pesar de las diversas dificultades e innumerables obstáculos, me convencen que nuestro país avanza, que es presente y sobre todo futuro.

Juan, como otros líderes que han participado en el “Programa Liderazgo para la Transformación” nos enriquecen en muchos aspectos, y sobre todo nos enseñan a no rendirnos nunca, a continuar como en estos últimos años en la misma brega por generar el efecto multiplicador que nos transforme para lograr ser mejores seres humanos, mejores líderes. Debo confesar que es por eso que mi esperanza sigue viva, como el primer día. Sé que en nuestro país existen líderes que están sembrando sus semillas. Sus frutos están germinando, y los podemos ver. No obstante, necesitamos más líderes transformadores y comprometidos dispuestos a luchar y dar ejemplo. Queridos líderes, por favor no se rindan jamás. No olviden lo importante que son. Se les necesita. Son nuestra esperanza, no lo olviden, los necesitamos. El Perú los necesita urgentemente.

2 responses on “Líderes: Se les necesita urgentemente

  1. HUBERT CHIRINOS PALOMINO dice:

    Soy de la Primera Promoción de Líderes para la Transformación , en primer lugar agradecer por haber tenido la oportunidad de enriquecer mis conocimientos en lo social y político , que me ha servido para ser un ciudadano comprometido con el desarrollo del pueblo y haber aprendido a manejar herramientas de gestión y vigilancia ciudadana

  2. Nelly Villanueva Figueroa dice:

    Un mensaje alentador para perseverar hasta hacer realidad nuestros sueños. Gracias.

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